Cada mañana cuando en la cocina empieza a haber movimiento, acuden los pájaros a mi balcón, entonces desde el felpudo y me piden pan. Yo, encantada, les doy de comer y me relaja mucho verlos mientras comen. Este en concreto, es un txankangorri y es el más descarado, pues, si por la mañana le dejo abierta la ventana de la cocina, se mete hasta el fondo. Desde que les doy de comer, se están poniendo más gordos y más frescos, pues en verano se acercan aún más.
Si todo fuese tan fácil como darles de comer a los pájaros......