Este año, casi sin darme cuenta, ha entrado de nuevo la primavera y me he dado cuenta de que a pesar de todos los problemas que tengamos, de todas las crisis (personales o económicas), cada año la vida se renueva con la entrada de esta estación. A ello, quizás contribuya el hecho de que me he dado un baño en la piscina rodeada de bebés, que como terapia contra la depresión, lo recomiendo, y a continuación ha comenzado el cursillo para las mamás embarazadas. Seguro que es una señal del cielo o de donde sea, que me dice que todo sigue y se renueva, que nacerá una nueva camada de seres humanos y que todo en la vida es relativo y que tiene un principio y un fin.
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