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Lolita la de Triana

extasis

sábado, 10 de marzo de 2012

SOMOS MUCHAS LAS MUJERES.....


Las mujeres representamos más del 50% de la población mundial. Sin embargo, no existe una relación de equilibrio de poder en función de esta proporción.
El pasado jueves celebramos de nuevo el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Pero, ¿por qué se celebra  este día?. Se celebra porque, a pesar de existir una amplia legislación que regula la igualdad real entre mujeres y hombres, la realidad es bien distinta y no existe una igualdad real y efectiva.
El origen de la discriminación está en el reparto de roles que tradicionalmente se ha venido asignando a mujeres y a hombres en función de su identidad sexual. Cuando nacemos se nos asigna un género en función de nuestro sexo y una forma de comportamiento específico (roles de género). Se nos educa de forma diferente, sin casi darnos cuenta, con valores diferentes para los chicos y las chicas y vamos interiorizando y transmitiéndolos de generación en generación. Se espera que las mujeres seamos más sensibles y que nos ocupemos de aspectos realcionado con el cuidado de la familia, sin embargo, se espera que los hombres sean audaces, intrépidos y que se desenvuenvan mejor en el espacio público.
Estas diferencias se transladan muy especificamente a la estructura de la economía, de tal manera que podemos distinguir dos esferas o espacios claramente diferenciados. Por un lado, encontramos la esfera productiva o espacio público, donde se lleva a cabo la actividad profesional y donde se obtienen los ingresos necesarios para adquirir los bienes y servicios existentes en el mercado de trabajo y que se consumen en la otra esfera, la esfera reproductiva o el espacio privado. En el ámbito privado es donde las mujeres tradicionalmente hemos venido desarrollando la mayor parte de nuestra actividad, la actividad reproductiva. El trabajo invisible de las mujeres, no remunerado y el eje principal de la reposición y mantenimiento de la fuerza del trabajo. Su finalidad es sostener la esfera productiva. De tal manera, para que una persona salga a trabajar al espacio público, hace falta que otra se ocupe del ámbito privado.
La actividad económica desde un enfoque de género, es el conjunto de la esfera reproductiva y de la productiva y son dos espacios diferentes por las condiciones de trabajo en que se desarrollan.
Las mujeres paulatinamente hemos ido acercandonos al espacio público sin dejar de lado nuestro trabajo en el ámbito privado, con lo cual podemos hablar de la doble presencia y del ajuste invisible que se está realizando para poder compativilizar ambos espacios.
Todo ello trae consigo una serie de desigualdades como:
  • La mayor tasa de analfabetismo de las mujeres.
  • La segregación y la escasa diversificación ocupacional. Las mujeres acceden a profesiones que son la continuación de los trabajos que hemos venido realizando en el ámbito privado (maestras, psicólogas, enfermeras, peluqueras, etc).
  • Ocupamos las categorías profesionales más bajas y tenemos las tasas de desempleo más altas.
  • Aunque obtenemos los mayores rendimientos escolares, éstos no se transladan en éxitos en el mundo del trabajo.
  • Existe una brecha salarial de un 30% respecto a los varones.
  • Dificultad de acceder a puestos de responsabilidad empresarial y directivos (techo de cristal).
  • Problemas de acceso a la salud. Muchas mujeres aún no son dueñas de su sexualidad ni del control de su fecundidad.
  • La pobreza se feminiza cada vez más.
  • Las mujeres en los poderes políticos, representan una minoría y son pocas las que realmente llegan a alcanzar órganos de decisión política importantes (18% en los parlamentos) . Además de ello, son portadas de los periódicos y revistas por su forma de vestir y por sus nombres  de pila (como si no tuviesen apellidos). Cuando una mujer entra en política, cambia la mujer, cuando muchas mujeres entran en política, cambia la política.
  • Por ejemplo, desde 1901, el galardón de los Premios Nobel, ha recaido en 44 mujeres y 800 hombres.
  • La violencia que se ejerce hacia las mujeres, ya sea dentro o fuera de casa.
  • En los medios de comunicación las mujeres aparecemos como objetos o símbolos sexuales.
Realmente, ante este panorama, hay una necesidad de cambiar estas desigualdades. Hay que tener una visión global del mundo para ver cómo están viviendo otras mujeres y actuar de forma global para conseguir que nuestros hijos e hijas hereden un mundo mejor y más igualitario.

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