Cuando pasan los años, nos vamos llenando de arrugas, pero también, nos vamos haciendo más sabios. Como si fuesemos un recipiente, nos vamos llenando de contenidos, de saberes, de experiencias.
El saber no tiene precio, la experiencia sólo se compra con la edad y la perspectiva de los años, nos hacen que tomemos altura y que seamos capaces de entender la realidad de otra manera.
Arrugas no, experiencia sí, no son posibles. Experiencia y arrugas son un todo que van unidas en el lote de la vida.
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