Las mujeres histórica y culturalmente hemos sido relegadas al ámbito de lo privado en el cual se realiza fundamentalmente el trabajo doméstico y en el que entre otras cosas se educan y forjan en valores los seres humanos, en cambio los varones, han venido desempeñando sus funciones principales en el ámbito de lo público. Fundamentalmente en éste es donde se vizualiza la economía productiva, frente a la economía reproductiva, que se desarrolla en el ámbito doméstico.
Estas dos esferas, tanto la productiva como la reproductiva, son complementarias y son la base de la economía interpretada desde una perspectiva de género. Así, podríamos decir, que sin el trabajo reproductivo, el productivo no tendría sentido. La explicación es bien fácil, para que una persona salga a trabajar, hace falta que otra se encarge de los quehaceres domésticos. Ese trabajo que se hace en el ámbito privado, en casa, es lo que llamamos el trabajo invisible de las mujeres. Es un esfuerzo que a no tiene recompensa y que no está remunerado, por lo cual a veces, parece no existir.
Por lo tanto, todas las mujeres trabajamos, algunas dentro de casa y otras también fuera. Cuando esto sucede, hablamos de la doble presencia, esa mochila que a veces se hace tan pesada para las mujeres y que no es compartida del todo por los hombres. Por eso, cuando se celebra el 8 de Marzo, debemos hablar del Día Internacional de la Mujer y no del Dia de la Mujer Trabajadora, pues todas las mujeres trabajamos.
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