Aunque este año en el País del Berdel, no nos podemos quejar de invierno, pues ha sido bastante templado y seco, se agradece que empiece a calentar el solecillo.
Lo que más echo en falta de Córdoba (además de las patatas fritas de paquete, de los palillos de pan, de las teleras, de los negritos, de los molletes, de los peroles, del Cristo de los Faroles, de la cañita en la plaza de la Corredera, etc......y de la familia, por supuesto) es el sol del mediodía. Allí, aunque sea invierno y haga frío, Lorenzo es muy formal y sale todos los mediodías. Te da un placer tomarte un cafetito en una terraza de un bar a las 4 de la tarde.....
También llueve y de qué manera, pero, el sol siempre es el sol y la primavera allí, es mayo. Mayo, con las cruces, los patios, la cata de vino, la feria.......¡Ay, cuanto sol me hace falta a mí!.
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