HIJOS DEL BABY BOOM

Se conoce con el nombre de baby boom a una fase de explosión de la natalidad que se da en todo el mundo, fundamentalmente tras la recuperación de la sociedad, después de la segunda guerra mundial (1945).

En un período similar, en España, tiene lugar la guerra civil (1936-1939) y la intervención española en la segunda guerra mundial. De un lado, los fascistas, através de la división azul y de otro lado los republicanos que tuvieron que huir de España, tras la guerra civil. Estos últimos lucharon contra el fascismo a través de la resistencia francesa.

Toda esta situación de beligerancia dio lugar a la destrucción social, económica, política, sanitaria y social de Europa, sobre  todo y de gran parte del mundo en general.

A partir de 1945, la economía comienza a recuperarse tímidamente y los gobiernos son conscientes de que necesitan reponer a la población fallecida en los conflictos bélicos recientes. De este modo, comienzan a poner en marcha las campañas de aumento de natalidad, que se extienden hasta los años 60. Los frutos de esta campaña, en E.E.U.U., serán los llamados hijos del babyboom y en España los hijos de la explosión demográfica.

Todos recordamos los premios a la natalidad que se dieron en la España franquista y a las familias que aparecían en el nodo, no numerosas, sino numerosísimas (18, 19 o 20 hijos....).

Actualmente la familia numerosa es de 3 hijos, pero, mi abuela por ejemplo tuvo 22 hijos, de los que le vivieron 9 y mi bisabuela 18.

 Aunque hoy en día, las cosas parecen ser distintas, al menos en Europa, continua habiéndo países en los que el aumento de población supone un recambio generacional garantizado, cosa que en España, no está tan claro.

Yo soy hija del baby boom, del no pararse a pensar en el futuro, del vivir el momento sin demasiados lujos, del método Ogino, del desconocimiento sexual. Como yo, fuimos muchos los hijos e hijas engendrados, por el puro placer de tener una hermosa familia y unos hijos que cuidaran por los padres y crearan un mundo mejor.

La realidad ha sido otra muy distinta. Nuestros padres, muchos analfabetos, lucharon y se dejaron la piel para que fuesemos la primera generación de españoles que pudieran acceder a la universidad de forma masiva. Ellos querían, con las mejores de sus intenciones, que sus hijos fueran maestros, médicos, abogados... El caso es que el país se llenó de tantos profesionales liberales, que no hay sitio para todos, que el sueño del bienestar no se ha podido hacer realidad para todos, que somos demasiados los universitarios maduros y casi jubilados en paro.

Nosotros, que hemos sido tantos a la vez, somos conscientes de que los bebés ya no traen un pan bajo el brazo y que la maternidad no ha de tomarse tan a la ligera. Quizás, sea un acto de egoismo, de cobardía o simplemente que hayamos vendido nuestra alma al consumismo y nos conformemos con tener una casa, un coche y un perro.